martes, 20 de marzo de 2012

La casa en guerra.

Ellos mandan y gobiernan y yo lo sé. Nadie me cree pero conseguiré pruebas. Los he visto cientos de veces, es difícil, pero a paciencia no hay quien me gane. Últimamente duermo con un ojo abierto, al principio se me secaba la córnea, pero ahora, gracias a las gotas de eufrasia que me echo antes de acostarme, ya no me pasa.
He puesto trampas por toda la casa. Nunca sabes por dónde pueden aparecer.
El del cuarto de baño, en concreto, es particularmente cabrón. Le gusta vaciar mi champú de chocolate belga, le gusta coger los pelos del baño y ponerlos en el lavabo, abre las puntas de mi cepillo de dientes y tiene una fijación enfermiza con el espejo. Me deja mensajes ocultos que salen con el vaho, ayer me puso: “te estás quedando caaaalvooo”.
El de la cocina está intentando volverme loco, pero no lo conseguirá, la Carbamazepina de 200 mg no va a permitírselo. Lo de las llaves de casa en el congelador ya es un clásico, pero con su última jugarreta ha ido demasiado lejos, no se le ocurrió otra cosa que llenar de fairy limón la botella de aceite de oliva. Las lentejas quedaron bien limpitas, mi intestino grueso también.
El peor de todos es el del salón, se atreve a actuar cuando estoy despierto. Cambia los canales de la televisión cuando la estoy viendo, ha metido una clave para Intereconomía que no puedo desbloquear, cada vez que enciendo la tele aparece ese maldito canal. Sube el volumen cuando empiezan los anuncios y sintoniza la COPE en la radio. Cuando le coja, se le va a terminar de golpe las ganas de hacer bromitas.

- ¡Ha caído uno, ha caído uno! Unté las llaves del coche con super glue y las até al reloj de bronce con hilo de pescar. Se ha quedado pegado a ellas y cuelga del chifonier como un arenque.
- ¿Y ahora qué, y ahora qué? De momento te meteré en el congelador hasta que decida lo que voy a hacer contigo.

- ¿Cómo sigue el paciente?
- Sin cambios desde que le trajeron la semana pasada. El cóctel de Lorazepam, Haloperidol y Clonazepam no está surtiendo ningún efecto. Sigue repitiendo una y otra vez la misma historia.

- Déjenme salir, esos malditos bastardos van a destrozar mi casa. Seguro que ya han liberado al del congelador. No estoy loco, tengo pruebas, tengo pruebas.

9 comentarios:

  1. jajajajaja... Qué bueno!!! Sólo me faltaban un par de estos seres invisibles y maléficos como estos y junto a mis niñas, la semana que viene también yo estaria en ese hospital psiquiatrico junto a tu protagonista, eso seguro!!! Me ha encantado!!! Amigo lo tuyo está visto que es sorprenderme. MUAAAA

    ResponderEliminar
  2. jajajajja, madre mía, jajajajajj. Impresionante!!!

    ResponderEliminar
  3. Sí que son malvados esos duendecillos, me recuerdan a los de Malén. Fernando, no le mezcles tantos barbitúricos al pobre que va a flipar.

    ResponderEliminar
  4. Los tuyos, malísimos!! Lo peor lo de la Cope, qué bueno!! En la primera línea le falta una tilde a sé, Eufrasia, córnea. Muy divertido!!

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. Gracias Malén. He cambiado las tildes, pero creo que eufrasia, al ser el nombre de una planta medicinal, debe ir en minúscula. Lo de la COPE es lo peor que pueden hacerme esos malvados duendes.

      Eliminar
  5. Jajajaja... ¡cómo alegra volver y leer algo así!...jajajaja.
    ¡Diveretidísimo!

    ResponderEliminar
  6. que bueno Fernando, lo de intereconomia jajaja, da gusto reirse así. gracias por tu genial relato. besos.

    ResponderEliminar
  7. Buenísimo, Fernando. Imaginativo y gracioso. ¡¡Total!!

    ResponderEliminar
  8. Muy divertido, Fernando, me ha encantado.

    ResponderEliminar