jueves, 29 de marzo de 2012

Convenio regulador

(Este relato se lo dedico a mi amiga Susana).


Marta abrió el bolso y rebuscó en su interior hasta dar con la agenda. No recordaba a qué hora tenía la cita con el abogado.

Desde que lo vio por primera vez, su imagen correteaba por su mente como si estuviera jugando al pilla-pilla. Era alto, de constitución fuerte pero flexible, ojos verdes, pelo negro y piel clara. El tono de voz calmado y un ligero carraspeo inicial antes de comenzar a hablar le conferían autoridad a su persona.

-Buenos días, Sra. Vivó –le dijo, tendiéndole la mano con enérgica profesionalidad.

-Buenos días, Carlos –le tuteó de manera intencionadamente descarada, mientras con paso decidido se colaba en su despacho.

El abogado que no estaba acostumbrado a que nadie controlara la situación en su terreno, carraspeó dos veces, antes de tomar las riendas.

-Está bien, tal como convinimos, este es el primer borrador del convenio regulador de su divorcio. Repáselo con tranquilidad. Para evitar que tenga que trasladarse hasta aquí, le propongo que nos veamos el próximo viernes en el Café Paraíso a las siete –él mismo se sorprendió de lo que acababa de decir. Sin duda alguna, no era indiferente al atractivo de Marta.

-Allí tomaré nota de los cambios que precise que hagamos, antes de concertar la cita con su marido y su letrado –prosiguió con aparente calma.

-Ajá –asintió, sin apartar sus ojos de los de él. «La verdad es que mi marido me importa un pimiento, por mí que se vaya al infierno. Eres tú a quien quiero ahora.»

-Entonces, así quedamos. Hasta el viernes, Sra. Vivó.

-Háblame de tú ¿quieres? –solicitó con dulzura, al tiempo que recogía su melena detrás de sus orejas.

Se despidieron con un suave apretón de manos.

Carlos se quedó pensativo. En sus años de profesión, no le había sucedido nada igual. Sentado en su silla, se confesó a sí mismo que aquella mujer lo había cautivado: la manera tan natural que empleó para hablarle, la falta de pudor al contestar sus preguntas, su mirada directa y limpia. Sí, definitivamente, lo había atrapado.

«Bueno, manos a la obra. Cuánto antes esté divorciada, mejor».

Aquella misma tarde redactó un convenio regulador mucho más ventajoso para su clienta y …¿por qué no?, a la larga, para él.

11 comentarios:

  1. Geli, es la mejor treta que he visto para conseguir que tu abogado trabaje mejor, jajajaja, viva las armas de mujer fatal...

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  2. Bien, Geli. Pensaba que se trataba del argumento de alguna peli de los años cincuenta...
    A mí me divorció una amiga en común y luego nos fuímos a celebrarlo comiendo todos juntos: mi ex, mi amiga-abogada y yo. ¡Qué cosas hacemos en la vida!

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    1. Amparo no ibas nada desencaminada. Este relato ha surgido de la mezcla de ver: Anatomía de un asesinato con el divorcio de una amiga. El resultado ha sido este.
      Un beso

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  3. Geli!! Me encantan tus relatos, esos retratos de la interioridad de los sentimientos. Qué bueno, amiga.

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  4. Buena manera de preparar un juicio favorable. Me ha gustado. Un abrazo.

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  5. Estoy de acuerdo con Manuel. Muy bien captados los sentimientos de ambos!! HAsta mañana!!

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  6. Uffff!!!! Geli, gracias por tu relato. Me has dejado sin palabras. Muuuuuuuuuua

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  7. Me encanta el final, me encanta el final. Yo fui abogado penalista, pero viendo las clientas que hay por lo civil, me pasaría sin dudarlo a esta rama.

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    1. Jajajaja...aún estás a tiempo, imagino ¿no? Jajaja...

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    2. No , bueno siempre lo tendré en el curriculum, pero decidí hacerme un penalista más extremo.

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  8. Cómo son los abogados, siempre sacan provecho de todo. Genial tu texto, Geli.

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