viernes, 29 de abril de 2011

"El beso eterno" y "el beso más hermoso"

El beso eterno

Lo tomó de la mano muy decidida. Llevaba mucho tiempo aguardando. Lo conoció cuando él era bien joven, un día que había tenido un desafortunado accidente.
Se enamoró por completo, apasionadamente. Y desde entonces lo rondaba de lejos, a distancia, sin que él se percatase de nada. Parecía que la esquivara. Aún no era el momento.
-¡Ya es la hora, mi amor, no tengas miedo, vamos juntos!
La muerte enamorada apenas le rozó los labios, sellándolos con un eterno beso.


El beso más hermoso
Pensabas que eras demasiado mayor para volver a ilusionarte como un colegial y, sin embargo, aquí estás deseando que regrese pronto y te salude y se interese por cómo has pasado el día y te haga mil preguntas sin esperar respuestas, pues ella te irá contando como un torbellino todo lo que éste le ha deparado y tú la mirarás embobado, sonriente y orgulloso, sintiéndote cómplice una vez más de los secretos y confidencias de las que, sin meditarlo demasido, te hace portador. Nunca hubieras imaginado que, a pesar de la diferencia de edad, podrías congeniar tanto con otra persona, que te haría reír y soñar, ni que la vida pudiera volver a cobrar sentido cuando ya la espalda inicia una leve curva sobre sí misma, independientemente de tu voluntad, y tus cabellos comienzan a clarear.
La mirarás orgulloso, como los más ancianos contemplan aquel árbol que sembraron hace ya mucho y que se levanta imbatible abriendo sus ramas hacia el cielo. Y ella te dirá ¡Abuelo! Y te estampará un sonoro beso, que te hará el hombre más feliz del planeta.



Magdalena Carrillo

6 comentarios:

  1. Enternecedores relatos, Magdalena y bien escritos. El primero tiene el mismo tema que el ganador y me parece más sutil.

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  2. precioso Magdalena, no había leido este relato antes, me ha encantado.

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  3. Gracias, chicas. Siempre me ha encantado el tópico literario de la muerte enamorada. Me gusta la imagen y me consuela.
    El del abuelo lo veo en mis amigos. Se les transforma la cara y la vida con los nietos.

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