domingo, 27 de marzo de 2011

Alberto Marrone, "KATAYA"

Una fina llovizna ensombrece la tarde provocando una noche prematura. La zona se halla precisamente entre las mejores de Buenos Aires. El gris es el tono predominante en el paisaje, el cielo, los árboles, las calles, todo pasa del plomizo al negro. Las antiguas casas coloniales conservan el prestigio y la nobleza de su historia.
Gustavo viene conduciendo su auto pensando en llegar a su casa, cenar ligeramente y tirarse en su sillón favorito a ver el partido de fútbol. En cierto momento se da cuenta que ha tomado un camino que no conoce. La oscuridad y la lluvia lo ha desconcentrado. La calle es demasiado oscura y solitaria, así que por precaución acelera casi con indiferencia.
Baja la mirada para cambiar la audición de la radio y pierde la atención en el camino. Cuando la levanta nuevamente nota con sorpresa como una mujer vestida con largo vestido blanco cruza apurada la calle y se pone frente al auto. Gustavo acciona los frenos, pero la mujer esta muy cerca, el choque es inevitable. El auto se desliza unos metros y siente el golpe fuerte, y piensa lo peor. Sale rápidamente, buscando a la infeliz mujer. No encuentra nada, mira en todas direcciones y debajo del auto, camina unos metros pensando que a lo mejor el golpe la hubiese impulsado varios metros hacia alguno de los lados, pero nada. El silencio de la noche se hace mas hiriente. Los ojos de Gustavo brillan de incertidumbre. Luego de revisar una vez más vuelve al auto pero antes de subir, en el piso encuentra un brazalete con el nombre “Kataya”. Lo guarda en su bolsillo y continúa el camino a su casa. Al día siguiente vuelve al lugar del accidente, y pregunta a unos vecinos…
Le dicen que en la casa mas alta del barrio, ahora abandonada, vivía hace muchos años, una joven aristócrata rusa con ese nombre. Kataya había llegado al país con su novio. La pareja venía teniendo algunos desacuerdos y discusiones debido a una situación económica cada vez mas deteriorada. El novio había encontrado en el alcohol un calmante para su ansiedad. Una noche en que llevaba mucho vodka encima soñó que había un hombre en su cama, con su novia, al que sin averiguar mucho, apuñalaba. Cuando despertó, ella dormía a su lado. Para siempre: tenía el puñal hundido en su pecho…"

7 comentarios:

  1. Muy bueno, Alberto, Felicidades. A ver quién es el guapo que duerme tranquilo esta semana con estas historias, jajaja...

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  2. Otro genial. Esta semana el listón está requete algo. Me ha gustdo mucho.

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  3. Lo cierto es que esta foto me encanta, deja volar mucho a la imaginación. Alberto me tu relato me recuerda a la historia de la mujer en la curva, no se si la conoces, pero es parecida en ciertos aspectos.

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  4. Madre mia, esta semana no duermo yo, está muy bien Alberto pero de momento no saco el coche por la noche.

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  5. No conocía la historia de la mujer en la curva, recién la busqué en internet, es de Madrid. Pero hay muchas historias y leyendas urbanas parecidas en todo el mundo.¿Quién no ha atropellado, llevado en su auto o invitado a bailar a un fantasma? jajajaa

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  6. Estoy de acuerdo con Fina, tiene una similitud muy grande con la historia de la mujer de la curva, me ha gustado mucho el primer párrafo.

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  7. Alberto, como jurista que soy, esto que sería, ¿homicidio involuntario, homicidio con la atenuante de embriaguez no buscada para cometer el delito, o asesinato por las agravantes de la indefensión y el lazo de parentesco?.

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